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Decreto Ley n.36/2025 implicaciones

El 28_03_2025, el Gobierno italiano ha presentado un decreto-ley que modifica sustancialmente el acceso a la ciudadanía por descendencia (jus sanguinis), un mecanismo histórico que por décadas ha permitido a millones de personas en el mundo mantener un vínculo legal y cultural con Italia. Dada la relevancia de este tema para nuestras comunidades, consideramos fundamental informar con claridad sobre estos cambios, así como sus implicaciones:

¿De qué se trata este decreto?

“Este decreto-ley introduce cambios radicales en la forma en que Italia reconoce la ciudadanía por descendencia (lo que se conoce como jus sanguinis o ‘derecho por sangre’). Hasta ahora, si tenías un antepasado italiano, aunque hubiera emigrado hace 100 años, podías reclamar la ciudadanía sin límite generacional. Pero este decreto pone fin a eso.
Ahora, para que te reconozcan la ciudadanía, debes probar que tienes vínculos efectivos con Italia. Es decir, ya no basta con tener un bisabuelo o tatarabuelo italiano; necesitas que alguno de tus padres, abuelos o incluso tú mismo hayan nacido en Italia, o que tus padres hayan vivido allí al menos dos años antes de tu nacimiento.”

¿Qué cambia realmente este decreto?

“Rompe con la tradición del ‘jus sanguinis’ (derecho por sangre) sin límites. Ahora, aunque tengas un bisabuelo italiano, si ninguno de tus padres o abuelos nació o residió en Italia, ya no podrás obtener la ciudadanía automáticamente. Se exigen vínculos concretos: nacimiento o residencia de progenitores en Italia.”

¿A quiénes afecta directamente?

“Principalmente a descendientes de italianos en países como Argentina, Brasil, Venezuela o EE.UU., donde muchas familias llevan generaciones fuera de Italia. Si tu abuelo emigró a Buenos Aires en 1920 y nadie en tu línea directa volvió a Italia, quedas excluido. Solo se salvan quienes iniciaron trámites antes del 27/03/2025.”

¿Por qué Italia impulsa esta reforma?

“El gobierno argumenta riesgos de seguridad: evitar que millones de personas con nacionalidades de otros países obtengan pasaporte italiano (y europeo) sin tener conexión real con Italia. También buscan aliviar la saturación en consulados, donde hay esperas de hasta 10 años.”

¿Qué pasa con los que ya tienen la ciudadanía?

“El decreto solo aplica a nuevos reconocimientos. Si ya eres ciudadano, aunque hayas obtenido el pasaporte por un bisabuelo, conservas todos tus derechos.” Pero tus hijos no.

¿Este decreto es definitivo o puede cambiar?

“Los decretos-ley en Italia tienen carácter de urgencia y entran en vigor de inmediato, pero deben ser convertidos en ley por el Parlamento en un plazo de 60 días. Si no se aprueban, pierden efecto. Sin embargo, dado que este decreto viene del gobierno en funciones, es probable que se mantenga, aunque podría enfrentar desafíos legales.”

CAMBIOS PRINCIPALES EN LA LEY

– Límite generacional: La ciudadanía automática se restringe a dos generaciones (hijos y nietos de italianos). Se excluye a bisnietos y tataranietos, quienes antes podían acceder bajo la ley de 1992.

– Requisito de “vínculo real”: Los descendientes deberán demostrar conexión con Italia (ejercer derechos/deberes al menos cada 25 años).

– Centralización de trámites: Los consulados dejarán de gestionar solicitudes; se creará una oficina centralizada en la Farnesina (Cancillería).

Mis conclusiones son las siguientes:

LIMITACIÓN GENERACIONAL = DESAPARICIÓN DE LA BASE DEMOGRÁFICA

  • Sólo dos generaciones (hijos y nietos) podrán acceder a la ciudadanía automática. Los bisnietos y tataranietos —que hoy son la mayoría en países como Argentina, Brasil, Uruguay o Venezuela — quedan excluidos.
  • Consecuencia: En 30-50 años, la población reconocida como “italiana” en el exterior se reducirá drásticamente, pues las nuevas generaciones perderán el vínculo jurídico. Sin masa crítica, desaparecerán:
  • Com.It.Es (Comités de italianos en el exterior): Sin ciudadanos, no habrá electores ni representantes.
  • CGIE (Consejo General de Italianos en el Exterior): Perderá legitimidad al no representar a comunidades activas.
  • Partidos políticos y Movimientos Asociativos: La diáspora dejará de ser un actor relevante en elecciones italianas (hoy tiene 8 diputados y 4 senadores).

IMPACTO EN LAS COMUNIDADES DEL EXTERIOR

  • En Venezuela, Argentina, Brasil y otros países: Miles de descendientes de tercera/cuarta generación perderán el derecho automático. Deberán probar vínculos activos con Italia.
  • Al cortar el derecho automático, se acelera la asimilación cultural local.
  • Este decreto, no quiere comunidades organizadas que exijan derechos (pensiones, escuelas bilingües, representación política). Prefiere:
    • Italianos “simbólicos”: Que consuman cultura (festivales, gastronomía) pero sin costos burocráticos.
    • Migración selectiva: Solo aceptar a quienes tengan abuelos italianos y puedan integrarse rápidamente (ejemplo: profesionales jóvenes).
  • El decreto no es solo una medida “anti-abuso”, sino un cambio estructural para:
    • Extinguir gradualmente la ciudadanía italiana en el exterior.
    • Debilitar la representación política de la diáspora (sin ciudadanos, no hay votos ni presión).
    • Convertir a los oriundi en meros “clientes culturales”, sin derechos ni incidencia en Italia.

La Gran Contradicción:

  • Italia Promueve su Cultura Global, pero Niega la Ciudadanía a Quienes la Preservaron
  • Italia exporta su cultura, pero rechaza a sus custodios
  • Turismo delle Radici: El gobierno italiano incentiva a los descendientes a visitar sus “pueblos de origen” para revitalizar economías locales. Sin embargo, esos mismos descendientes no podrán ser ciudadanos si son bisnietos o tataranietos.
  • Institutos Italianos de Cultura: Promueven el idioma y tradiciones en el mundo, pero la reforma penaliza a quienes mantuvieron el italiano y el dialecto de sus regiones en sus familias.
  • Marca Italia: Se beneficia del prestigio de la diáspora (arte, gastronomía, moda), pero les niega los derechos políticos.

Doble Discurso: el decreto nos dice:

“Ustedes son Italianos… pero no lo suficiente”

La consecuencia es una Identidad sin ciudadanía

  • Comunidades convertidas en “fantasmas”: Podrán cantar “el himno de Mameli”, pero no votar ni heredar la nacionalidad.
  • Pérdida de capital humano: Muchos descendientes son profesionales (médicos, ingenieros, artistas) que aportarían a Italia, pero se quedarán fuera.
  • Cultura de museo: Se reduce la italianidad a un producto turístico, no a una identidad viva con derechos.

¿Por qué esta contradicción?

  • Interés económico: Italia quiere beneficiarse del soft power de su diáspora (ejemplo: ventas de vinos, aceite de oliva o moda), sin asumir responsabilidades políticas.
  • Control migratorio: Prefieren turistas que gasten, no ciudadanos que exijan pensiones o servicios consulares.

Hoy más que nunca:
¡Unidos por nuestra identidad!

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